Nada más que hacer

Nada más que hacer



-Lamento decirte que el tratamiento no está haciendo efecto, te recomiendo que vayan a casa, haz que esto sea lo menos traumático para él.

- Debe haber algo más que se pueda hacer, doctor.

Dijo entre lágrimas y con las manos temblorosas, mientras acariciaba su cabeza.

* Lo lamento, el tratamiento no hace efecto, ya esta muy avanzado, sería cruel someterlo a otro tratamiento, debe descansar, pasen tiempo juntos, descansen. Ambos están muy agotados.

* ¡Pero es que no importa que estemos agotados! Debe haber algo que se pueda hacer para salvarlo.

* Insisto, ya no hay nada que hacer.

El doctor se retiró del consultorio, ambos se miraron tristemente, derrotados, agotados, completamente vencidos, recogieron sus cosas, se miraron tristemente con el corazón roto, y caminaron juntos hacia la salida. Subieron al auto sin cruzar palabra, ni miradas. Ella manejó el auto en modo zombie, no podía pensar, solo pensaba en el terrible dolor que se avecinaba, el martirio por el que pasarían. Lo que le reconfortaba es que él no sufriría lo mismo que ella, que su dolor terminaría, que el martirio culminaría.

Llegaron a casa, sin hablar acordaron acostarse a ver una película en la cama, aprovechar la poca intimidad que les quedaba; la tranquilidad que les quedaba. No escogieron ninguna película en específico, sencillamente encendieron el televisor, y se acostaron en la cama. Se arroparon y se abrazaron. Ella dejo correr algunas lágrimas, y él con torpeza las secó, lo que la hizo reír fuertemente.

Ambos se quedaron dormidos. En la noche, ella se levantó a preparar algo de comida, ella vio su celular y vio varias llamadas perdidas de Marcela, decidió llamarla para darle un poco de calma.

* Aló, ¿Marce?

* Mahia ¿Cómo te ha ido? ¿Cómo sigue Ángel?

* Mal Marce, el tratamiento no ha hecho efecto, ya no hay nada que hacer.

* Mahia… lo siento muchísimo.

* No digas eso, aun no muere.

* ¿Te puedo ayudar en algo?

* No lo se, quiero llorar, pero cuando comienzo a llorar él me besa el rostro para que deje de hacerlo.

* ¿Has comido? Si te provoca puedo llevarles cena.

* Sí, creo que deberías pasar por aquí para despedirte de él también.

* Mahia lamento haberte dejado sola con él…

* No digas eso, ya eso pasó, es hora de que todos vengan a despedirse, trae a los niños.

* Está bien, en 30 min estoy allá.

Mahia caminó hasta la habitación y buscó a Ángel, quien aun estaba viendo la TV, le acaricio la frente y le dijo:

-Vamos a tener visitas dentro de un rato, tal vez sean las últimas que tengas, así que vamos a peinarte y arreglarte bien.

Mahia se levantó, tomó el cepillo y le peinó, lo acarició un poco más y al cabo de un rato sonó el timbre de la casa, era Marce con los niños. Ellos estaban tristes, sabían la noticia, Mahia y Marce se abrazaron mientras los niños entraron al cuarto, se acostaron con Ángel. Mahia se quedó en la sala comiendo lo que le había traído Marce, mientras ella fue a despedirse de su adorada mascota.



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